lunes, 5 de septiembre de 2011

El suicidio de Jenna Hamilton

Todos sabemos que la música hace años que dejó de ser el fuerte del canal MTV. Se especializaron en toda clase de realities y, como las cuentas salían, pues prevaleció el nuevo modelo de televisión. Aún queda algún vestigio de esos tiempos pretéritos, como son las galas de premios, pero ahora sus platos estrella son fábricas de heroínas basura como Teen Mom y Jersey Shore (que son verdaderos fenómenos en USA, tanto por audiencia como por el seguimiento que hacen los medios de comunicación rosa). Eso sí, la MTV tiene una ambición que va más allá de este género, ya que quiere ser la cadena juvenil por excelencia en todos los ámbitos, y por eso busca su propio modelo de ficción.


La filosofía del canal siempre ha sido ser fresca, bastante pasada de rosca y pasar de lo que opinen los adultos siempre que los jóvenes disfruten con sus programas. Eso intentaron con Tiempos Duros para R.J. Berger (que sufrió la misma maldición que Hung, la del pene enorme que no sabe dar juego), con el remake de Skins (¡qué poco transgresor intentar impactar con una copia!) y al final optaron por subirse al carro de los dramas sobrenaturales con Teen Wolf, que les funcionó a medias en cuanto a audiencia y más bien poco en cuanto a calidad (igualmente me alegro de su renovación, hay algunas cosas salvables y algún actor revelación).


La solución, sin embargo, se acabó asomando desde el planteamiento más corriente del mundo teen: la rarita enamorada del tío bueno del instituto y a quien las populares le hacen la vida imposible. A Tina Fey le salió bien la jugada cuando trasladó este mundo a la gran pantalla con Chicas Malas y podría definirse Awkward, la nueva apuesta de MTV, como una sucesora televisiva. Hay mil diferencias y pocas similitudes, pero las suficientes: habla el lenguaje de y para los jóvenes, lo hace con suficiente autocrítica como para que lo disfruten los adultos, tiene un sentido del humor un tanto sarcástico... ¡y voilà! Ya tenemos un producto teen decente, que ya sabéis que los adoro.


Lo bueno de Awkward, además, es que consigue ser una comedia de veinte minutos con una protagonista lo suficientemente sustancial como para que invirtamos a un nivel un tanto emocional, lo que siempre contribuye a la diversión. Ella es Jenna Hamilton, una chica que tiene un accidente doméstico tan improbable que tanto sus padres, como sus amigas y el instituto entero creen que se intentó suicidar, y Ashley Rickards es la chica idónea para el personaje. La actriz consigue ser una pasota sin resultar irritante (en lo que sí caía en One Tree Hill, donde se dio a conocer) y sus compañeras, más caricaturescas, funcionan a la perfección. Desde Jillian Rose Reed, que hace de intento de fame whore, a Molly Tarlov, la improbable animadora perversa de complexión ósea un tanto ancha y dueña de los one-liners más dolorosos, y hasta el maromo del insti, un Beau Mirchoff salido de Mujeres Desesperadas y que tiene un tic bastante grotesco.


Si no tenéis confianza en la serie porque ya os habéis llevado demasiados chascos o creéis que por edad ya no os toca, primero dadle cinco minutos de vuestro tiempo. Mirad el accidente, muy bien construido. Si no os convence para nada, volved a vuestras mundanas y adultas vidas. Pero, si os gusta, pobre del que diga que esto es un placer culpable. Que sea juvenil (y también adulta) no significa que pertenezca a serie B. Es una comedia muy correcta, a secas.

4 comentarios:

Jaime Grau dijo...

Mira que ha habido estrenos prometedores este verano, pero Awkward es el único con el que realmente he disfrutado.

Celiamayo dijo...

Con esta serie y con Miranda, me lo estoy pasando tela marinera.

Crítico en Serie dijo...

Sí, Awkward ha sido toda una revelación. Parece mentira que CW haya sido incapaz de hacer esto (y prefiera adolescentes imposibles de problemas inverosímiles).

CamiiAvila26 dijo...

Ami me encanta ver Awkward... Me identifico con los personajes, jajaja... es muy buena :D