jueves, 24 de mayo de 2012

Los graduados

Esta moda actual de saber de antemano qué actores seguirán en nómina en una serie quita bastante brillo a algunos finales de temporada. Sobre todo a aquellos que intentan dar algún tipo de despedida como en Glee, después de que los medios ya hayan informado que casi todos los actores han renovado para el siguiente año. No obstante, mientras que emocionar bajo estas circunstancias es una misión prácticamente imposible (y en este caso muy fallida en la season finale), también era una buena excusa para retomar el musical de Ryan Murphy y ver hacia dónde la habían llevado sus creadores y qué apuntaban de cara a una cuarta temporada que tendría que dar un salto (seguramente el del tiburón).
Si finalmente me decidí a dejarla fue cuando a la insoportable ciclotimia de sus responsables se le unió una clara falta de inspiración. Podía soportar los cambios de registro del musical siempre y cuando tuviera algún buen número y unas dosis de humor bien racionadas. Pero, cuando Glee era mala, podía ser lo más insufrible de la televisión actual. También porque dicha ciclotimia les llevaba a contradecirse continuamente, con personajes sin coherencia y unos discursos muy inverosímiles. Siempre he creído que era bastante despreciable que, mientras predicaba que debemos aceptarnos tal y como somos, la serie no hacía otra cosa que meterse todo el día con ellos de forma totalmente innecesaria y cruel, mientras que sentía un especial aprecio por los villanos abusivos. No pasaba nada por vejar al prójimo si en algún momento mostraban tener un corazoncito (para seguir vejando, obviamente) y, en el fondo, Murphy jamás ha creído que cualquier persona se merezca un respeto. Sólo los histéricos y excesivos.
En este tramo final, sin embargo, debo reconocer que Glee recuperó la esencia que la hizo tolerable en el primer año. Con motivo de la (falsa) despedida, se asentó en un tono bastante emotivo para los últimos episodios y me sorprendió lo bonita que me resultó la final de canto (los nationals, para que se entienda). Y esta creo que era la receta para que este híbrido musical tuviera algo de calidad: mantenerse en un mismo registro durante unos cuantos episodios y con algo de lógica de personajes. De esta forma, todos los discursos lacrimógenos de (y dedicados a) Will Schuester, muestras de afecto y momentos de gloria se pueden vivir con algo de cariño. A diferencia de cuando entran en ese espiral de hacerse la vida un infierno y contarse en el siguiente episodio como, de no ser por ellos, su vida sería un infierno (lo que han estado haciendo Rachel y Mercedes, Rachel y Quinn, Rachel y Kurt, Quinn y Santana, Will y Sue y sigamos combinando variables).
Pero la impresión que también ha dado esta pseudo-despedida es que Glee, a pesar de los intentos, también parece haber llegado a un fin. Ha dejado de ser la serie que comentar el día después (y de aquí el notable bajón de audiencia), ha quemado a todos y cada uno de los protagonistas (a los que no quiere dejar marchar), ha dejado en el instituto a los menos carismáticos de todos (los chicos del Glee Project, la asiática insignificante) y hasta el canal FOX se da cuenta de cómo le quedan los días contados y por esto ha decidido recolocarla en la parrilla para que le aguante un par de temporadas más (seguir la gala de resultados de X Factor puede ser su salvación). Pero, lo más triste de esta situación, es que Lea Michelle, que parecía destinada a comérselo todo, no se ha atrevido a bajarse del carro a tiempo y seguramente acabará hundiéndose con el proyecto. Claro que tampoco debería sorprenderme teniendo en cuenta que esto es lo que ocurre con el 99’9% de las estrellas de la televisión.

6 comentarios:

tania dijo...

Dianna Agron sí ha dejado la serie. No estará en la próxima temporada!!

Crítico en Serie dijo...

¿Sí? Yo había entendido que al final se quedaban todos. Aunque diría que nada está confirmado, por si acaso te hago caso y borro su nombre del texto. Gracias. ;)

manantial dijo...

Ami me ha gustado mucho esta tercera temprada,ha sido muy emocionante y ademas is que te has enterado bien...Dianna Agron sigue ne la serie al igual que todos,simplemente no van a salir en todos los capitulos :)

Eddtron dijo...

Sigo Glee por pura inercia, el final me ha decepcionado y enfadado ¿Es que ya no se pueden tomar en serio ni una season finale?

En serio, no se porque la sigo, porque casi siempre acabo de mala leche, sus personajes tienen tanto potencial pero se dedican a maltratarlos, no se si intentan quemar trama a lo CW, pero no les funciona, el caso del personaje de Quin Fabray es humillante, era uno de los personajes más interesantes de la serie y ha acabado siendo de lo más patética.

Sinceramente, creo que perdieron el rumbo cuando decidieron darnos lecciones, sacrificaron parte de las historias para dar la lección del día por lo que las historias ni evolucionan ni nos dan tiempo a creerlas (el caso de la entrenadora Bestie, por ejemplo).

¿Era el único que esperaba un discurso a lo Shonda enmendando todos los errores? Era la oportunidad de los creadores de hacer borrón y cuenta nueva.

Ahora mismo es una serie para niños y pre-adolescentes en la que aprenden tolerancia y demás valores, pero no es una serie para el prime time.

PD1: Seguramente la seguiré viendo.
PD2: Siento la parrafada, pero necesitaba expresarme XD

Flyingvolandas dijo...

No sé por qué motivo me tragué la primera temporada entera. Era una época muy mala para mí y creo, sinceramente, que buscaba hacerme daño a mí mismo. Glee era la forma de tortura que tenía más a mano en aquella época.
Con el tiempo he aprendido a valorarme y quererme y aceptarme tal como soy, por ello tomé la decisión de abandonar a esa panda de fracasados e inadaptados en su espiral de autonegación autodestructiva.
Glee me hizo sentir sucio por dentro. Nunca más!

Julio C. Piñeiro dijo...

Al final del piloto, un Will al que un falso embarazo le iba a sacar de su desencanto vital vio en el retomado Glee Club la salida real a ese atolladero, y en la espectacular rendición de Don’t Stop Believin’, fabuloso clímax, responde con un “Me mataría veros ganar las Nacionales sin mí”. Y como tal, tres temporadas después, la serie llega a su consecuencia lógica: New Directions triunfando por todo lo alto pese a las infinitas adversidades, abandonado definitivamente la vitola de “losers” (pese a esa grandiosa celebración de la diferencia que es “Loser Like Me”) al convertirse en los ídolos del instituto, a la par que Will ve por fin recompensado su trabajo, también de puertas afuera, con el título de Profesor del Año. Y qué mejor música para este momento que We’re the Champions, porque, aunque siempre serán unos “losers” de corazón, ahora, todos ellos, son los campeones.

La temporada fue mejor, en bloque, que la segunda (la cual tampoco me disgustó tanto), con líneas argumentales, cortas (salida del armario de Santana, conflicto paterno-filial de Mike) y largas (graduación, futuro, NYADA) más marcadas y coherentes. La recta final fue sencillamente espectacular (y ese gran pre-clímax que fue Quinn levantándose de la silla de ruedas mientras canta en el baile final de la Prom Night). Pero tienes razón en que este epílogo deja un sabor de boca diferente, y no necesariamente peor. Glee ha culminado su propio gran arco, ha llegado a su horizonte marcado. El resto del contracampo debe quedar para la imaginación del espectador y la fan-fiction. Este epílogo debería haber sido una gran despedida, llena de lágrimas y pucheros por tres magníficos años (para los personajes y para los fans). En cambio, han decidido convertirlo en un enlace para un futuro que muy pocos vemos claro.

Si querían seguir con los personajes, deberían configurar algún tipo de spin-off, por lo que Glee, lo que es Glee, ya ha llegado a su final lógico. Es una serie de personajes por encima del formato, y no al revés. No es Skins. No es aquello en lo que Misfits desgraciadamente está derivando. Con todo, no le cerraré las puertas. Me he encandilado demasiado de muchos de los personajes (y por fin de Finn, que ha tenido su gran momentazo interpretativo tras tanto tiempo) como para darles la espalda sabiendo que aún siguen allí. Y aunque en un futuro esta continuación acabe probablemente dañando la imagen global del recorrido de la serie, la disfrutado hasta ahora no nos lo quitará nadie. Porque aquí sí han llegado a su desenlace lógico (no como Lost, que lo tergiversó por completo), lo que pasa es que no se han detenido en él (como Prison Break al final de su 2º temporada).