domingo, 26 de agosto de 2012

El mundo interior de Angela Chase

No ha habido muchas chicas como Angela Chase en la televisión norteamericana. Puede que haya muchos canales orientados al público juvenil, pero ha habido muy pocas series que hayan querido explorar la psicología del adolescente. Desde que Friday Night Lights se despidió, no hay ninguna serie que se tome la molestia en hablar de ellos desde una perspectiva reflexiva (si exceptuamos The Good Wife, un drama adulto que tiene en Grace a una adolescente muy bien escrita) y ni tan siquiera dramas icónicos como Sensación de Vivir (que fue predecesora y sobrevivió a Angela) entrarían en esta categoría. De aquí que So-Called Life aún sea una obra apreciable y no solamente por el factor nostálgico.

De ella se tiende a recordar que fue el vehículo que convirtió a Claire Danes en una joven promesa, siendo nominada al Emmy y ganando el Globo, y también que fue cancelada después de una primera temporada, otorgándole una aureola de culto. El canal ABC no estaba especialmente satisfecho con las audiencias, pero el éxito de crítica le instigó a negociar una segunda temporada que al final no fue encargada por falta de interés por parte de Danes, que ya tenía la cabeza en otra parte. No deja de ser curioso pues Danes ha demostrado a posteriori que le gustan los retos y este papel protagonista tenía una mirada muy particular.

La gracia y mérito de My So-Called Life era que Angela Chase, en realidad, era una chica muy normal: hija en una familia blanca de clase media, hermana mayor y estudiante correcta. Pero su autora, Winnie Holzman, supo crearle un rico mundo interior que exploraba las inseguridades de todo adolescente y le dio a Angela las pinceladas suficientes para que fuera alguien. Quizá no era “la más” en nada, pero tampoco era mediocre. Sólo era una adolescente que se preguntaba muchas cosas y que raramente encontraba respuestas claras.

Las preocupaciones de Angela, además, estaban latentes en todos los episodios. La incomodidad con su propio cuerpo, su despertar sexual (sólo así se podía entender su obsesión por el guapo pero muy corto de luces Jordan Catalano), sus ganas de sentirse especial y la necesidad de entender quién quería ser, ya fuera rechazando a su amiga de infancia o a sus propios padres, una etapa por la que casi todos hemos pasado. No era tanto un acto de desprecio hacia ellos (aunque así parecía), sino que era una evolución natural: creía tener que renegar de sus raíces para poder crecer como individuo independiente. Que se tiñera el pelo de color rojo en el primer episodio y su irracional empeño en alejarse de Sharon demostraban hasta qué punto necesitaba romper con lo establecido por sus circunstancias, al igual que su empeño por amistarse con la cabra loca de Rayanne y Ricky, abiertamente homosexual.

Porque en Estados Unidos no ha surgido otra serie tan sensible (en el Reino Unido han tenido la excesiva Skins, igualmente reflexiva) y porque el tiempo no le ha pasado factura, My So-Called Life es una obra que todo amante de la televisión debería ver. Son pocas las series que consiguen hacer retratos adolescentes estimulantes y demuestra que el género teen también puede tener prestigio (al igual que hizo FNL). Y su mensaje, por más que las ropas noventeras engañen, sigue tan vigente e intacto como cuando se estrenó hizo ayer 18 años.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Lo malo de esta serie es que te deja con mal sabor de boca por no tener final conclusivo y que acabe como cortada por la mitad. No hay nada que me dé más rabia en una serie.

Anónimo dijo...

Parece increíble que hayan pasado 18 años desde su estreno, y no sólo porque siga tan vigente como comentas (el otro día la recomendaba por twitter) si no porque yo la vi por primera vez hace 17 años.
En esa época yo mismo era un adolescente por lo que me tocaba bastante de cerca.
Hoy día sigue siendo una de mis series favoritas a la que vuelvo tras cierto tiempo.

OsKar108 dijo...

Yo la tengo por ahí almacenada, para volverla a ver, que la vi siendo yo adolescente (en tv3/canal33, no recuerdo exactamente) y recuerdo que me gustaba mucho, hasta que desapareció, casi repentinamente, y ahora mismo solo recuerdo la buena sensación que tenía de la serie, pero no sus tramas en sí, así que en algún momento quiero volver a verla.

¡Saludos!

Crítico en Serie dijo...

Minnie, la ventaja de ese 'no desenlace' es que es una serie que tampoco estaba muy necesitada de él. Estaría bien una despedida... pero siempre podemos soñar que simplemente avanzaron con sus vidas.

Raval, su sentir adolescente es muy universal. No era un culebrón como los de ahora, nada representativos ni introspectivos. Y también consigue ser atemporal.

Oskar, ¿en tv3 la emitieron? Ni lo sabía. A ver qué opinas cuando la retomes. ;)